Han pasado algunos días desde que finalizó la XXIV Edición del Festival Internacional del Cuento de Los Silos, la edición del fuego, y tras arder intensamente durante más de un mes y medio -visitas escolares incluidas-, el fuego se apagó, dejando cenizas que perdurarán hasta su regreso. Las resacas nunca son buenas, y las de cuentos, que vuelven a poner los pies sobre la tierra y obligan a volver a la vida común, menos aún. Han pasado algunos días y aún la cabeza duele, cargada de anécdotas, palabras y cuentos que muy difícil será borrar de la mente.
Atrás quedaron los cuentos al amanecer, los desayunos, los talleres en la plaza, las guaguas literarias o de cuentos, arteterror o incluso, la ronda de narradores. Toca volver al hogar, y mientras los narradores vuelan hacia sus lugares de procedencia, los visitantes del Festival intentan continuar aún sabiendo que falta un año para su regreso.
Ha sido una edición peculiar, marcada fuertemente por la lluvia, que centró sus esfuerzos en apagar el fuego sin conseguirlo. Una edición en la que destaca la gran capacidad organizativa del festival y el gran elenco de narradores que año tras año acercan hasta Los Silos. Una edición que como todos los cuentos tuvo un gran inicio, un desenlace y un apoteósico final, con las Libreas de El Palmar danzando para los asistentes.
Se han cumplido 24 ediciones del festival y el próximo año serán 25. Un año más no han faltado las historias ni los narradores, que en esta edición llegaron desde Portugal, Costa Rica, Guatemala, Uruguay, Guinea Ecuatorial, Cuba, Perú y distintos rincones de España y de nuestras Islas. Ha sido un festival innovador, introduciendo a Kowen y Tejo en su programación, raperos de Jaén, pero que no olvida su esencia contando con narradores locales que ya son todo un clásico en el puente de la Constitución. Una edición que abre las puertas al futuro teniendo un espectáculo en el que jóvenes narradores de todas las islas Canarias, Cuenca y Los Silos, destacaron por su ingenio y su proyección de futuro en la narración oral.
Un año más los vecinos han abierto sus casas para recibir a los narradores y demás personas que conforman el festival, permitiendo contar en pequeñas bibliotecas, salones o patios de sus hogares. Los decorados, hechos por los propios silenses, decoraron el pueblo acorde a la temática elegida y los visitantes llenaron el pueblo ,paraguas en mano, en busca de cuentos, palabras, música y magia.
Ha llegado a su fin y aún teniendo resaca de cuentos, ya deseamos que lleguen las bodas de plata, la XXV Edición del Festival Internacional del Cuento de Los Silos, cuya temática será la tierra. Las cenizas quedan siempre en nuestro interior y al igual que los cuentos, afloran cuando más los necesitamos.