El peculiar personaje de la Villa silense mostró a sus invitados la magia que esconden sus Callejones Literarios

Un Diego Pun un tanto inquieto y agitado merodeaba por la calle principal de Los Silos mientras aguardaba atento la llegada de sus invitados. Unas medias de color rojo, unos pantalones bombachos con siluetas de países lejanos, una capa con estampado de flores y un sombrero negro con dos finas plumas completaban el atuendo con el que el protagonista se acercaba enérgico a sus fieles espectadores.

Mientras observaba receloso el cielo de Los Silos, por miedo a que la lluvia estropeara su actuación, Pun recibió al último grupo de invitados. Este peculiar personaje desconocía si la lluvia, a veces aliada y a veces enemiga, le dejaría terminar su pase. Antes de emprender el viaje por los Callejones Literarios, invitó a los asistentes a sumergirse en su propio mundo literario. “Tengan imaginación para sacar a su niño interior”, solicitó a los asistentes.  

Diego Pun, desconocido por parte del público que lo observaba, nació, tal y como él mismo afirmó, en dos ocasiones. La primera vez, de manera física, en la hacienda de Daute, en el municipio de Los Silos, donde trabajó como peón. La segunda, en la obra escrita de José de Viera y Clavijo.

La hacienda, que fue pasto de las llamas en el siglo XIX, fue el escenario en el que Viera y Clavijo enseñó a Pun destrezas como la ciencia o la gastronomía y donde el reconocido escritor fundaría el primer periódico de Canarias, Gaceta de Daute. En esta publicación fue donde Clavijo comenzó a popularizar el nombre de Diego Pun ya que sus obras, para mantener su anonimato, fueron firmadas con este nombre pues Viera y Clavijo levantaba algunos recelos en La Laguna, según narró el propio Pun.

Mientras contaba su historia a los invitados, Pun tomó como sendero los callejones de Los Silos y realizó varias paradas en torno a las mosaicos que narran historias que algunos invitados al Festival Internacional del Cuento de Los Silos en su día contaron. Entre ellas, una firmada por Diego Pun, escrita en realidad por el mismísimo Viera y Clavijo.

Pun hizo un repaso por los diferentes rincones que trazaban el camino de los Callejones Literarios: la literatura tradicional, con cuentos como Érase una vez; la literatura popular, las adivinanzas y los trabalenguas. Incluso, perseguido por sus fieles seguidores, se asomó en un callejón dedicado a la literatura en tiempos de guerra. Entre los mosaicos, un texto de la escritora canaria Cecilia Domínguez Luis que, como una invitada más, se había colado entre el público y miraba con cariño la ilustración de su libro Mientras maduran las naranjas, ambientado en la Villa de Los Silos.

El viaje de Diego Pun terminó en la Biblioteca Municipal ‘Ernesto Rodríguez Abad’. Los invitados accedieron a la sala y en ella mantuvieron una charla con el docente de Literatura de la Universidad de La Laguna Benigno León y el periodista silense Daniel Pinelo. En este encuentro, ambos cerraron las incógnitas alrededor del personaje que los había acompañado en todo el recorrido y de la publicación que lo dio a conocer a la Gaceta de Daute.

Antes de que los asistentes se dieran cuanta, Diego Pun se acomodó la capa, el sombrero y salió de la sala sin ser visto. Muchos de los allí presentes tardarían algún tiempo sin verlo. A pesar de ello, su esencia siempre estará viva en cada rincón de Los Silos.