Llegan informes PISA, se escriben artículos de opinión, se publican entrevistas, expertos imparten conferencias… Todos emplean palabras negativas, oscuras o peyorativas cuando se habla de la lectura en Canarias.
Pero a veces las palabras se disfrazan de Festival de cuentos y los pensamientos se tiñen de colores. Los libros cobran vida y los enseñantes colaboran con los padres para crear un mundo de magias.
Y la palabra principal que sobresale por encima de todas es GRACIAS. Es solo gratitud lo que sale de mi pluma cuando veo el resultado del trabajo de colaboración entre familias y escuela. Casas de hadas, dragones, diablillos, pájaros de fuego, fuegos fatuos… impensables mundos han imaginado las familias con los escolares de Los Silos para adornar el pueblo de fantasía. El mayor proceso lector se da cuando familias, colegios y escolares trabajan juntos en una sociedad que les ayude a abrir las puertas de la imaginación. Sin esta unión de elementos no se crearán lectores ni personas críticas.
Al fin, el Festival ha encontrado caminos para comunicar su esencia: la lectura.
Un pueblo que lee es un pueblo que piensa, que elige su destino. Las familias son la base en el contacto de infancia y lectura. La creatividad es uno de los caminos que acercan a los seres humanos al diálogo y sin este no pueden darse las condiciones para que el proceso lector pueda desarrollarse. Los trabajos del CEIP Aregume, Las Salinas, San José, San Bernardo, Tierra del Trigo o IES Daute son un ejemplo de esperanza de que aún no estamos perdidos. Escuché a alguien criticar, diciendo que algunos los hicieron los padres. ¿Acaso hay algo más hermoso que un padre o una madre ayudando a su hijo a desarrollar la imaginación? Colaboración para que la palabra no sea solo un elemento plano. Hada no es una mera fantasía, es una realidad en la que se encueran niño y adulto.
Estos son los verdaderos caminos hacia los libros. Tenemos que colgar palabras de los árboles, balancearnos en las calles convertidas en senderos por los que transitan personajes de un relato, navegar en barcos que se asoman a balcones para llevarnos a la luna, levantar vuelo entre los jardines… Como dice un poema de Jacques Prévert, “podemos encontrar, al salir de la escuela, un tren que nos llevará alrededor del mundo de la fantasía”.
El pueblo se transforma en cuento. El cuento nos transforme en palabra. La palabra nos hace sentimiento.