Paula Carballeira ha recorrido medio mundo participando en festivales de narración oral. Su trabajo como contadora, actriz, directora de teatro le ha valido varios premios y la traducción de su amplia producción literaria a varios idiomas. Considerada como una de las dramaturgas más importantes de Galicia, Carballeira regresa a Los Silos después de muchos años en medio de una crisis sanitaria que ha golpeado con dureza al gremio.
En 2003 ya tuvo la ocasión de participar como invitada en el Festival. ¿Qué recuerda del certamen de hace 17 años?
Me llamó mucho la atención cómo todo el pueblo de Los Silos se volcaba con el Festival. No era un evento que se realizase para la gente que venía de otros puntos de la isla o de fuera, sino también para los vecinos. Recuerdo cómo el pueblo se transformaba y todos se sentían orgullosos de tener algo así. Es maravillo cuando un evento gira alrededor de la palabra y el pueblo vive una fiesta cultural.
El Festival del Cuento ha ido evolucionando y la 25ª edición ha llegado en un año de pandemia. ¿Se hace raro venir a actuar ahora?
Sí, se hace raro, pero también es muy importante que se haga, porque todo el esfuerzo que ha realizado la organización durante estos 25 años hay que apoyarlo de alguna manera; la forma que tenemos nosotros de hacerlo es con nuestro trabajo y ganas. Será un año especial, donde no vamos a poder coincidir todos y habrá muchas medidas de seguridad, pero es muy importante celebrarlo, también para el propio pueblo.
¿La pandemia del coronavirus está amenazando eventos culturales como este?
Sí, muchísimo. Fundamentalmente, por el miedo. Suena un poco a tópico, pero el problema no es que se cancelen actos, porque sabemos que es algo temporal y que la gente volverá a ir al teatro, pero hay todo un trabajo de programación que se va a perder y no hay suficientes iniciativas para compensarlo. Como en otros sectores, son muchísimos meses sin trabajar. La cultura requiere su tiempo y cuando eso se interrumpe se empieza casi desde cero. Hará mucho daño y lo iremos viendo después, sobre todo con la gente joven, con un público al que hay que fidelizar más.
«Ya no se cuenta como antes, porque la sociedad ha cambiado muchísimo»
¿Qué tiene distinto el Festival de Los Silos de otros en los que haya estado?
Tiene varias características que lo hacen único. Más allá de esa relación con la gente del pueblo, es especial también por la cantidad de actividades que se desarrollan a lo largo del Festival; fundamentalmente, narración oral, pero también el teatro, la literatura… La palabra está presente de muchas maneras. Algo así, tan ambicioso, pocas veces lo he visto en otros festivales. Los hay, pero aquí en Los Silos se consiguió hacer un evento muy completo y que tiene un gran éxito, no solo de reconocimiento internacional, sino de público.
¿Se está perdiendo la tradición oral? Con las nuevas tecnologías y la nueva educación de los más pequeños, ¿hay riesgo de que se pierdan esas historias que se contaban antes, de la transmisión de leyendas de abuelos a nietos?
Creo que no, pero se hace de otra manera. Ya no se cuenta como antes, porque la sociedad ha cambiado muchísimo. Y es verdad que cuando narramos lo hacemos en menos tiempo, por la forma en la que consumimos hoy en día. Ahora tiene mucho éxito los mensajes cortos. La atención ha variado muchísimo, pero se va a seguir contando, porque es una forma de transmitir nuestra lengua, cultura, aquello que no queremos que se olvide. Y eso va a ser siempre así porque contamos habitualmente: un libro que te ha gustado, una película… Eso no se va a perder y, además, la narración oral echa mano muchas veces de cuentos tradicionales, porque tienen todas las herramientas para que llegue.
Realmente, vivimos en la sociedad de las prisas. En la sociedad de Instagram y de Netflix, ¿cuesta conseguir que la gente vaya a un auditorio a disfrutar de una obra de teatro durante hora y media?
La gente echa de menos los espectáculos presenciales, donde se desarrolla en directo una ficción, como el teatro o la narración oral. Siempre van a acudir al teatro. Sí es verdad que quizás se ha perdido una conexión con el público más joven, porque no es una opción de ocio que contemplen. Ahí es donde hay que incidir, más allá de la pandemia, para encontrar nuevas formas, saber qué es lo más atractivo. Pero, en general, hay que volver a considerar al teatro como un lugar donde reflexionar sobre la realidad, algo que no le resulte al público alejado en forma, tiempo, espacio, sino que lo note muy actual, aunque sea una tragedia griega.
«En Los Silos se consiguió hacer un evento muy completo y que tiene un gran éxito»
¿Nos cuesta reivindicar la tradición narrativa de pueblos como el canario o el gallego?
Yo creo que no, todo lo contrario. Canarias y Galicia participan de la misma característica: zonas rurales, ciudades no demasiado grandes… Pero, más allá de eso, sí que hay una intención por transmitir la lengua (que, en nuestro caso es muy importante) y también la cultura, la manera de ver las cosas. Evidentemente, en un lugar como Tenerife se ven las cosas muy distintas a como se ven en Galicia, en Murcia o en Euskadi. Por eso, cuando a la gente le hablas de tu tierra, aunque no sea la suya, reconocen ese sentimiento de trasmisión de su cultura, de la manera de ver el mundo, lo reconocen como algo peculiar. En Canarias hay muchísimos narradores y eso también se debe a la acogida del público.
Supongo que también a ambos pueblos nos marca la inmigración.
Totalmente. Somos pueblos acostumbrados a mirar más allá por necesidad y por eso creo que tenemos que reivindicar esa apertura. A veces se trasmite la sensación de que Galicia es un sitio muy cerrado, pero no lo es, porque mucha gente tuvo que migrar por mucha pobreza. Luego resulta que es un lugar muy rico en historias, humor…
Viene a Los Silos a hablar de Mujeres que viven solas, a aquellas a quienes a veces se las considera como gente rara, una suerte de brujas.
Sí, en Galicia tenemos mucha tradición de bruxas y meigas. Las mujeres tienen más esperanza de vida que los hombres y aquí viven muchas mujeres solas en sus casas y en sitios bastante apartados, que es lo que da origen a esas leyendas de brujas. He pensado en la cantidad de cuentos que hay sobre ese tipo de mujeres y he hecho una recopilación, casi todos, de Galicia. Es lo que tengo aquí al lado y lo que me gusta compartir.
¿Hay algo de visión machista sobre esas mujeres a las que se las considera brujas por no haber formado una familia?
Si, tiene mucho que ver con la visión tradicional de la sociedad. Me lo encontré en la aldea donde vivo ahora. Son pocas casas y vive gente bastante mayor, y se extrañaban muchísimo de que viviese sola. La soltería por decisión propia resulta rarísima. Normalmente es porque no encuentran a nadie que las quiera y en eso sí que hay una visión muy masculina de la sociedad, la del hombre como protector, como la persona que rige la casa, y la mujer como ayudante. Todo eso ha ido cambiando y por eso es necesario realzarlo y dar a conocer otras voces, las historias de algunas de esas mujeres.