Es quizá eso un festival de cuentos: un río que arrasa, que mueve, que hace sentir, pensar, reír, jugar, crecer…

Cada año ese río nos inunda con un caudal de nuevas voces.

Aunque los acentos sean diferentes, aunque las historias parezcan distintas, aunque el maquillaje oculte la piel la historia se desnuda y aparece el sentimiento… Y nos hablan de nosotros, de lo que somos, de lo que hemos sido, de lo que seremos.

“Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir”, nos decía sabiamente Jorge Manrique y nos legó la mejor metáfora de agua y vida de la historia… Ríos de palabras que vienen hacia nosotros y vidas que avanzan hacia la quietud del mar.

Aguas que gota a gota manan de la galería. En la escarpada montaña horadamos minas como si el oro nos esperase en lo más oscuro y umbroso. Laborioso trabajo para encontrar el precioso líquido. También en lo más profundo, en lo más íntimo y recoleto surgen los cuentos, y en lo más escondido de cada oyente anidan y crecen. Canarias con sed de siglos que espera el manantial de agua y vida, de cuentos y palabras. Sed de cultura, como los campos tienen sed de agua.

Ernesto Rguez. Abad.
Director Festival

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